Largo camino teníamos por delante en esa madrugada estrellada, para llegar ante sus plantas, pero todo estaba preparado, y decididos bajo la luz de la luna comenzamos el camino angosto y oscuro, que nos llevaría a ver la luz de la mañana soleada, otoñal que a pocas horas brillaría en todo su esplendor.
La primera etapa, guiados por Juan, miembro de la asociación Peregrinos del Alba, gran conocedor de ese camino, que miles de peregrinos realizan al cabo del año, y que se siente orgulloso de acompañar, nos fue adentrando en las entrañas de Sierra Morena, y ya con los claros del día, tenemos la primera alegría al oír, a los lejos el sonido de la campana de San Ginés, que en el camino viejo, es punto de descanso para reparar y confortar, las fuerzas de los peregrinos.
Reconfortadas las fuerzas por el equipo de apoyo, tomando un refrigerio, contentos por que comienza la bajada hacia el río, y pendientes de ese renacer diario de los aires de la sierra con todo su naturaleza radiante en esa mañana esplendida, llegamos a la cuesta del Madroño, con sus caídas correspondientes, pero quizás inevitables, por las ganas de llegar a nuestro destino, al final de dicha cuesta en el pilar de dicho nombre, y como manda la tradición, nuestro guía preparado con su concha, nos invita a recibir el bautizo romero, ya que la mayoría de los que participábamos era la primera vez que realizábamos el camino a pie, uno a uno fuimos pasando y encomendados a la Santísima Virgen de la Cabeza, para que nos guíe y seamos fieles romeros.
Llegamos por fin a un punto esperado, el monumento del peregrino, esperado porque por primera vez, se avista la Basílica Real Santuario de Nuestra Señora, lo que anima el camino y nos hace olvidarnos del posible cansancio.
Pasamos el río, nuevo descanso y cada vez vemos más cerca nuestra meta, el Santuario, arriba nos está esperando. A pocos metros por primera vez se escucha el tañer de las campanas de la Basílica, lo que nos hace sentir ya la cercanía de nuestra meta, pero quedaba la gran subida de los caracolillos, pero las fuerzas no nos abandonarán, y siguiendo la invitación que la Santísima Virgen hizo a Juan de Rivas, llegamos a su camarín y pudimos contemplarla, y como si fuéramos el pastor de Colomera, escuchamos la conversación mantenida el día de su aparición en este Monte Santo del Cabezo, que transcribimos a continuación:
“Soberana Reina de los Ángeles, cómo a un pobre pastorcillo…, cuando hay tantos sabios y prudentes… Vos sois la que manifestáis las luces que me han traído a vuestra amable presencia y la que habéis de aclarar mi entendimiento, para que con rendido corazón acierte a serviros”.
Y la Virgen le dijo: “No temas, siervo de Dios, sino llégate a Andújar y diles que quiero un templo en este sitio donde estoy, para donar una lluvia de gracias en beneficio de todos mis hijos”. El Pastor: “De mi parte no tengo qué ofrecer, Señora de Cielos y Tierra, sino la rendida obediencia de mi corazón, más Vos lo mandáis habré de obedecer aunque me tengan por loco. Mi pobre ganadillo ha de ser lo primero que se gaste en la fábrica… sin reservar cosa alguna. Pero piedad hay en los cristianos que habitan esta recién conquistada república para acudir con generosas limosnas… no tendrá dificultad edificarse el templo con su ayuda, si Vos les disponéis los corazones”.
Volvemos a nuestra casa de hermandad y allí tenemos la primera parte de la convivencia prevista, reponiendo fuerzas con la comida y contándonos todas nuestras experiencias desde la última vez que estuvimos juntos, buen rato de hermanamiento, acompañados por hermanos y simpatizantes que nos acompañaban, venidos de las tierras choqueras, disfrutando un buen rato todos juntos.
Y al caer de la tarde, cuando el sol se esconde en la lejanía, subida en corporación, para presentar nuestros respetos a la Reina de Sierra Morena, somos recibidos en la puerta por el querido Padre Rafael, que celebra la Santa Misa, como meta del nuestro peregrinar, una Misa cercana a la Madre que acoge a sus hijos, llegados como nosotros desde tierras lejanas y de diferentes puntos del corazón de la tierra de María Santísima. Y llega con el comienzo de la Santa Misa la sorpresa, que no conocíamos, el coro de nuestra Cofradía Hermana de Castillo de Locubín, nos deleitó con sus cantos, siendo una celebración gloriosa, terminando, coro de Castillo de Locubín y nuestra hermandad cantando al Chocolatín Bendito, todos juntos a sus mismas plantas en su Camarín.
Rato de convivencia en su casa de Castillo de Locubín, con un buen ambiente, con cantos y alegría entre todos los presentes, regresando de nuevo para un mericido descanso, y estar preparados para el día siguiente despedirnos de la Reina de Sierra Morena, y regresar a nuestros respectivos hogares.
Como merecío la pena, quiero terminar dando las gracias, a todos los que nos han acompañado es estos actos, así como a los que no han podido pero que sus corzanes los sentiamos a nuestro lado.
¡¡¡ VIVA LA VIRGEN DE LA CABEZA!!!
Cerro del Cabezo, 8-9 de octubre de 2011
Juan Martín Romero López
Hermano Mayor 2011-2012
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